Tener celos ante la llegada de un hermanito es lo normal, que no te digan lo contrario.
¿Tu no los tendrías si tu pareja apareciera con otra mujer más joven que va a vivir en vuestra casa? ¡Pues eso!
Ponte ahí.
Y es que al final, los celos no son otra cosa que una sensación de peligro que inunda todo el cuerpo porque hay riesgo de que alguien muy valioso para uno puede dejar de querernos. Y eso, eso da miedo ¿O no?
Hipoteticemos que tu pareja llega con otra chica para vivir en casa ¡qué jodido, no! ¿Qué es lo que a ti te haría sentir que no hay peligro y que todo sigue igual para ti o casi igual, al menos? Haz una reflexión seria sobre esa hipótesis.
Eso que tu necesitarías es lo que necesita tu hijo mayor, ni más ni menos.
Veamos la manera de hacer que los celos ante la llegada de un hermanito sea lo más suave posible:
1. NORMALIZA LA SITUACIÓN
Ya te he hablado de eso. Simplemente es saber y aceptar que tener celos ante la llegada de un hermanito ES NORMAL.
Tu hijo no tiene un trastorno, ni es envidioso, ni malo… simplemente tiene miedo de perderte.
Normalizar es muy importante y tienes que sentirlo dentro.
2. MÍRALE.
Ahora que sabes que es normal dedica todo el tiempo que puedas a mirarle. Mientras estés con tu nuevo retoño en brazos, a la teta, cocinando… mírale. Mira a tu hijo mayor jugar, pintar, ver la tele… aunque él no se de cuenta o no te vea a ti, esa energía en forma de atención le está nutriendo, le llega.
Si te entrenas a mirarle podrás descubrir mucho más fácil qué emociones siente en cada momento. Las notarás incluso antes de que explosionen.
4. PON NOMBRE A LO QUE SIENTE
Cuando lo veas celoso, rabioso o invadido por una emoción que él o ella solita no sabe gestionar tienes que, primero, recordar que es normal y que tiene miedo.
Él no sabe lo tiene, sólo hay un gran malestar que le tiene pillado, no va a saber expresártelo, así que te toca a ti poner nombre a lo que siente.
Ni imaginas lo importante que es para un niño oír a su mamá decirle algo así como «te enfada que ya no te coja en brazos como antes y coja tanto al hermanito». Usa palabras sencillas pero sé muy clara, sin esconder nada. Nombra el porqué de su enfado, de su rabia… es realmente saludable que el ser que amas pueda nombrar lo que estás sintiendo.
Piensa otra vez en ti y verás que si. Cuando estás enfadada no buscas consejos ni sugerencias, lo que quieres es que alguien entienda por lo que estás pasando y sabes que lo entiende porque lo nombra.
Pero no sólo lo vamos a nombrar.
5. VALIDA SUS EMOCIONES.
¡Claro! No solo mamá sabe lo que me pasa es que además me dice que es normal que me sienta así. Eso es validar. Es dar permiso al niño para sentir su enfado, su rabia, su lo que sea… «yo estará igual que tu, cariño, enfada mucho que mamá tenga que ocuparse tanto del hermano pequeño».
6. AYÚDALE A CANALIZAR LAS EMOCIONES
Obviamente, si el pequeño está muy muy enfadado puede estar teniendo conductas violentas como dar patadas o golpear… también es normal.
Una energía mayor de lo que él puede contener se ha almacenado en su cuerpo, nos toca ahora ayudarle a liberar toda esa energía.
Es muy eficaz y suelen terminar riendo a carcajadas hacer una lucha de cojines con mamá o de almohadas. Cuéntale que eso es lo que vais a hacer cada vez que sienta esa cosa rabiosa por el cuerpo, porque eso le hace sentir muucho mejor. Ayúdale a ver la diferencia de cómo se siente entre antes de la guerra de almohadas y después.
Tienes un post que te puede ayudar a aceptar las emociones negativas aquí y un método para poder liberarlas aquí.
7. EXPRÉSALE TU AMOR
Es fundamental.
Dile que le amas con locura, que le adoras y que nada a cambiado respecto a tu amor por él, que te tendrá para siempre… aunque sea pequeñín no dudes que te va a entender 🙂
Díselo a menudo. Cuando esté mal pero también cuando esté bien, cuando lo veas contento… dile cuánto lo quieres y lo feliz que eres por tenerle a tu lado.
8. DEJA QUE PARTICIPE
Deja que participe en vuestras rutinas si quiere pero evita hacerle sentir mayor.
Es algo que se hace mucho pero es un arma de doble filo y creo que no tiene el efecto que creemos.
Hacerle sentir el mayor, el responsable, el cuidador, el que ayuda a mamá es un peso que no le corresponde. No olvides que sigue siendo un niño y que es muy importante respetar sus fases de desarrollo para luego no tener que sanar a nuestro niño interior.
Participar si, pero solo cuando él quiera.
Estarás agotada, lo sé. No tendrás ganas, lo sé. Vas a llorar, lo sé… pero también sé que lo vas a conseguir igual que lo conseguimos todas. Encontrarás la forma idónea de hacer que el nuevo engranaje familiar se adecue a lo que necesitáis.
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