Tengo que confesarte que en estos tres meses, desde que me diagnosticaron el linfoma no hodking, he tenido tres, o quizás cuatro, momentos de intenso miedo a la muerte.
Uno fue en el mismísimo hospital de Denia, recién descubierto qué era eso del linfoma, móvil en mano consultando el google. Tuve miedo. Miré a Sunie con las lágrimas resbalando por mi cara, hicimos sonar una bonita canción de Alejandro Sanz que nos encanta y que venía al pelo de alguna manera y la bailamos entre sollozos, a modo de despedida.
Otra ocasión intensa en que también se me rompió el corazón al pensar que me moría, fue una tarde en que mis hijos salían de casa y con la puerta entreabierta mientras los despedía bajaban la cuesta. Empecé a llorar arrebatadamente imaginándome todo lo que me perdería de ellos si el final faltal se desencadenase.
Las otras dos ocasiones no has sido tan emocionales, más bien físicas, han tenido lugar después de las dos sesiones de quimioterapia. Sentir mi cuerpo retorcerse con tanta intensidad en lucha para expulsar el veneno ha sido duro. Tanto como para pensar que ese veneno me mataría. Temblar, mearte encima, o cagarte, vomitar, el insomnio… me hacía sentir la lucha que mi sano e inteligente cuerpo (así lo siento yo) libraba contra aquel medicamento.
Siempre he creído que yo no tenía miedo a morir… esa a sido una de muchas mentiras que me tenía contadas que se hacaído con gran estruendo.
He tenido mucho miedo a morir, he sentido un brutal apego a mi cuerpo, a la vida y a mis hijos, sobre todo a mis hijos.
Después leía el libro de Anita Moorjani, Morir Para Ser Yo , y un entendimiento lleno de paz inundó mi alma pudiendo aceptar, o eso creo hasta hoy, todo lo que ha pasado y me pueda pasar.
He querido dejarte un trocito de libro leído… un trocito en el que habla de la muerte, de su muerte.
Aprovechemos este tiempo otoñal que es el idóneo para prepararnos para morir. Ya has visto lo que cuentan, no parece nada desagradable. Y aprendamos a morir a cada instante a nuestro ego, a nuestras creencias, a nuestros apegos… ¿te imaginas poder vivir sin tener nada que defender?
Si quieres introducirte más en esta energía otoñal echa un vistazo a este otro post .
Me gustaría saber qué te cuentas tú sobre la muerte. Qué crees que crees sobre ella. Si la has sentido de cerca… ¿me acompañas en este proceso de mirarla a la cara?
Maria Jose Mochon
Nuestro trabajo es abrir un espacio que te permita viajar a los confines de tu interior y descubrir allí todo tu potencial.
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Qué maravilla el post Mª José. Y muchísimas gracias por darme a conocer a Anita Morjani a través del audio. He estado buscando información sobre ella y me parece increíble, como tú.
Ojalá hoy nos des una sorpresa con buenas noticias. Un abrazo inmenso.
Hola Dori.
Seguro que lo sabes han sido muy buenas noticias…. las mejores que una querría escuchar.
Enormemente agradecida del aprendizaje.
Muchos besos y gracias… gracias por pasar
Hola M Jose.Desde mi mas profunda empatia,te mando toda mi fuerza,mi amor y comprension.En el proceso interior de morir dia a dia estoy yo…de deshacerme de las limitaciones del ego,para que surja nuestro ser inmortal ,nuestra verdadera identidad.Claro que es muy facil decirlo con palabras,pero la practica es bien diferente.Estoy en ello con todas mis fuerzas para asi poder vivir conscientemente.Te tengo presente dia a dia y no dejo de enviarte mentalmente paz y dicha por el simplemente hecho de ser y existir.Mucho animo y besos mi niña.
Gracias Mª Rosario… aceptar las pequeñas muertes son un gran entrenamiento para poder aceptar la muerte… al fin y al cabo es sólo un tránsito pero nos pone delante de todos nuestros apegos.
Gracias por escribir… besos grandes
Hola preciosa!
Mi primer contacto mental con la muerte la tuve en mi juventud, pensaba en cómo reaccionarían los demás si yo moría. Llegue a llorar solo de pensarlo! Me imaginaba un accidente trágico (todos lo son) o cualquier otra situación en la que yo moría y veía a mis padres, amigos, hermanas, llenos de dolor con mi perdida…bueno, y a mi misma pensando todo lo que dejaría de vivir y experimentar; lo pasaba tan mal que decidí dejar de pensar en ello, cosa que no me costó mucho trabajo mental, la verdad.
Después de muchos años, he experimentado, más en primer plano, por una operación de peritonitis, que ahí sí que cabía la posibilidad de irme de este plano.
Supongo que deposite toda mi confianza en las manos de los expertos porque todo salió muy bien, pero si que sentí, cuando iba camino del quirófano y me acompañaban mis hijos…sentí que podría ser la última vez que los viera…desterré esa idea de mi mente automáticamente!!
Una vez más el apego a este cuerpo y a todo lo que le rodea me invadió.
Sé de lo que me hablas querida Bego… ¡¡cuánto hemos aprendido!! Y lo que nos queda.
Besos <3
Buenos días guapa!!!
Tod@s en mayor o menor grado hemos experimentado esas vivencias del miedo intenso a morir…Y podría decirte que las comparto un poquitín porque yo misma pude vivenciar, en primerisíma fila, la muerte de mi madre y su lucha en esta enfermedad por otro lado tan mal interpretada, mal-tratada químicamente y peor entendida por todo lo que la rodea. Sólo nombrarla nos pone en guardia, en tensión, provoca la huida literalmente…vaya,vaya,
En una ocasión escuché a alguien decir que si pudiésemos ver más allá del estigma de la enfermedad, comprenderíamos realmente lo qué es, de que se trata verdaderamente y veríamos con objetividad el sentido de la misma y su elección inconsciente. De este modo dejaría de ser lo que es, una incomodidad intolerable y pasaría a ser lo que es, un proceso como cualquier otro en lavida. Y siento que es así, es verdad ,como verdad es que NO PODEMOS llegar a ese nivel de comprensión. Al menos una servidora no puede. No puedo comprender esto. No hay manera. Así qué si no puedo… La siguiente pregunta es ¿Qué sentido tiene presionarse, esforzarse en comprenderlo? Además, ¿Quién ha dicho que tengamos que entenderlo y que sea sano o conveniente el hacerlo???? (Eso sin nombrar la valiosa energía que en mi caso, yo derroché durante años en este empeño).
No sé si te apetece leer esto Mª José, pero te lo voy a contar. Si no quieres seguir leyendo, eres libre de terminar ahora y no continuar y no pasa NADA. NADA de NADA.
Bueno, sigo ya que has decidido continuar.
Yo también tuve y tengo mucho miedo de la muerte pero recuerdo muy vivamente esa extraña intuición que tuve el día del fallecimiento de mi madre. Creo que mi madre escogió de alguna manera marcharse de este plano de la realidad hacia otro lugar, donde quiera que esté…no sé,tengo la firme convicción de que hizo una libre y personal elección. El comprender esto me trajo mucha paz. Me costó y todavía me cuesta mucho entender porqué lo hizo, pero siento un profundo respeto por su libre y personal elección. Por fin mi madre hacía su propio camino aunque este camino no fuese comprendido por casi nadie (incluída yo).
Hizo una elección, la SUYA! Porque lo que realmente importa es la verdad que se oculta en las elecciones que hacemos libremente, sin presiones, sin juicios, sin la búsqueda de la aceptación.
Creo que el miedo también tiene su función en este punto, y esta función es la de llevarte hasta esa experiencia extrema que conscientemente no se desea, pero que se necesita para que poder, paradójicamente, hacer tu libre y personal elección. Me refiero a adentrarse en lo más oscuro de uno mismo y decidir, hacer TU ELECCIÓN, la TUYA, porque no te queda otra. Ese es el regalo.
El MIEDO es el matón que nos envía la VIDA para rendirnos cuentas a nosotros mismos, para que DESPERTEMOS a la autenticidad, a lo esencial, lo que verdaderamente nos importa en esta nuestra vida.
Y como cada vida es única, distinta, personal e intransferible, aquí no valen ni los consejos, ni los oráculos, cartas,propósitos de enmienda, buenas intenciones,etc,etc
Así que la pregunta una vez más sería…En este momento, en estas circunstancias…¿Cuál es mi libre y personal elección?
Y llegados aquí, ahora ¿Qué? Es decir, me hago la pregunta: ¿Qué quiero hacer ahora? y mil dudas,temores, consejos de tiempos pasados, experiencias de otros pasan ante mis ojos…
Y es que nadie dijo que fuera fácil….NADIE???? Pues yo te digo que SÍ, SÍ es fácil.
Es fácil porque si me dejo llevar por la marabunta de ideas, lo que estoy haciendo es sencillamente buscar excusas y más excusas, y todo porque no nos atrevemos a ser nosotros mismos, nos engandulamos en el discurso del ego y eludimos una vez más el vivir bajo la gracia de las propias elecciones…Irónico,¿no?
Y así el Matón de la vida se plantea hacernos otra visitilla…
Así que MANOS A LA OBRA!!!
Mi primera y libre elección es que voy a hacerme un té y ver una película, ahorro este euro para comprar mi casa al lado del mar…etc,
Decidido libre, personal e intransferiblemente centrarme en la búsqueda de esa respuesta en la sencillez de pequeñas cosas que libre y personalmente elijo hacer en este minuto de esta hora de este día.
Bueno, si has llegado hasta aquí, gracias por leerlo!!!Desde luego a mi me ha sido de mucha ayuda el escribirlo. Ha sido muy terapéutico y revelador (Al menos para mí).
Confío en que algo de esto te sea de ayuda.
Recibe un cordial y cálido abrazo!!!
Mi querida Eva…. estás sembrada.
Hay una cosa que no entiendo 🙂 ¿por qué quieres tratar de entender lo que ya entiendes? jajajajajaja Nadie que no entienda puede escribir así, al menos un poquito.
Eres mu grande Eva.
Infinitas gracias por contar esto a mi y a esta bonita y amorosa comunidad.
Vivir y elegir sin miedo, ese podía ser el resumen de tu texto hermoso.
Oye, ¿me dejas sacarlo a la luz en un post del blog?
Es que es bestial 🙂
Besos
Mientras te leía, no he podido controlar mi llanto, un llanto amargo lleno de pena, una pena que salia de lo mas profundo de mi alma, como si fuera yo misma quien estuviera pasando por ese momento y he sentido el miedo. Me doy cuenta que es mucho mas dificil irse de este mundo y de este cuerpo que es imposible no sentir miedo.
He vivido por un rato tu miedo y la verdad, me doy cuenta que posiblemente muy pocas personas estan preparadas para marcharse y dejar aqui todo lo que el ser humano consideramos nuestro…sobre todo “nuestros seres queridos”.
A sido impactante meterme en tu piel y aunque todos los días me he acordado de ti y te mandaba energía, lo hacia siempre desde el pensamiento de vida y de que todo iba a estar bien. De hecho en mi mente el pensamiento hacia tu enfermedad a sido siempre positivo, nunca pasó el pensamiento de muerte…ahora entiendo que no pasaba porque quizás desde mi subconciente era apartado por el miedo tan espantoso que puedo llegar a sentir.
Pues Dara, asi he vivido tu miedo…con muuuucho miedo…
Te quiero y te abrazo muy fuerte.
Pues amor… aunque el diagnóstico ha sido favorable en realidad no cambia nada. La muerte está ahí para darnos grandes consejos y seguir aprendiendo.
Yo, por mi parte no quiero olvidarme de nada de esto y estoy dispuesta a seguir trabajándome esos miedos.
Y sé que tu también. Abracemos con enorme amor nuestro miedo que es un gran aliado.
Te quiero mucho
Holas María José… personalmente yo no he tenido una experiencia de estar cerca de la muerte… Si he vivido con intensidad el fallecimiento de mi padre, de un tío, de mis mascotas… con dolor, pena, apego, tristeza y esa sensación de que “nunca voy a dejar de llorar”… que luego se pasa… Te comento que yo hago rituales de armonización con quien ya partió al más allá… y han sido experiencias muy hermosas para los que participan…que por un momento se encuentran con quien ya partió y reciben mensajes muy diferentes, que te tocan el alma y renuevan tus esperanza… yo me conecto mucho con esa parte de “volver a lo divino”… lo que me hace sentir muy reconfortada y feliz y útil… Me alegra que estés viviendo tu proceso de la manera en que lo haces… es como si ahora puedes valorar lo realmente importante y prioritario, y lo demás mandarlo a rodar… Adelante!! Que las pequeñas muertes nos acerquen a la plenitud en Vida!! Un abrazo de luz infinita!! (P.D. Acabo de recordar que también viví un aborto espontáneo… de mi ángel del cielo te puedo decir que cuando hice el ritual lo ví… era tan hermoso, tan feliz, tan angelical su rostro y su expresión… se iba en una carabela de luz a su siguiente misión!… me queda su recuerdo, su alegría y el honrar su partida haciendo con mi vida lo mejor!! Así es!!!)
¡¡Que hermosos tus rituales!! ¡¡qué tranquilidad saber que los seres que hacen el tránsito se encuentran con su Divinidad y con lo que realmente somos, puro amor absoluto.
Gracias por compartir la experiencia con tu bello bebé… da mucha paz saber que se puede vivir y sentir desde ese lado tan humano, tan divino.
Un beso enorme
Hola hermosa, me alegra el alma el que te hayas atrevido a mirar a la muerte a la cara y ver esa oportunidad que la vida te ha dado a través de ese bendito linfoma. La prueba está en los resultados obtenidos, dejaste de luchar, de temer, seguiste soñando con la vida y desapareció. Así funciona la vida, es mucho más fácil caminar en armonía, que luchar contra lo inevitable.
Te voy a contar algo personal sobre la muerte. Recuerdo que desde pequeño, no le tenía miedo a la muerte propia, pero si a la de los seres queridos. La muerte de mi hermano pequeño cuando yo tenía 10 años y él 7 me marcó y durante muchos años me acompañaba un nudo en la garganta y un dolor oculto. Luego algo cambió en mí y la muerte de mi hermana mayor la viví desde un lugar muy distinto, de hecho la ayudé a marcharse en paz, cuando sentí su propio miedo y comprendí que era su momento, al igual que a mi padre. La muerte ahora, ni la mía ni la del ser más cercano, me afecta.
Quizás sea porque he comprendido que la muerte tal cual la vemos no existe, que lo que realmente somos perdura en el tiempo, que hay algo más de lo que no somos conscientes que es mucho más grande de lo que podamos imaginar. Tengo certeza de que somos eternos, que el cuerpo es solo una herramienta para relacionarnos, para experimentar, por lo tanto, antes de que la muerte me sorprenda, yo ya la he bendecido, no necesito comprenderla, hoy se escapa a mis límites.
Escribí algo al respecto cuando una tía mía marchó. http://juansinnombre.com/despidiendo-a-quien-se-va-y-saludando-al-que-llega/
Te voy a copiar la parte de mi libro “El regalo de la Vida”, que habla sobre mi experiencia más profunda, que aunque no es sobre la muerte en el fondo es sobre lo mismo, sobre los límites que tenemos cada uno.
La crisis de ansiedad
Hace ya bastantes años tuve una gran experiencia: Conocí los dos polos, los dos extremos, y fue completamente devastadora. Ese día me habían hablado de lo relajante que era darse baños de agua caliente y fría, así que cuando llegué a casa lo recordé y quise probarlo. Me metí en la ducha y perdí la noción del tiempo cambiando el grifo de una posición a la otra. Ya era tarde y a esas horas todos dormían, así que decidí salir e irme a la cama, pero me encontraba tan bien que quise disfrutar esa sensación. Me tumbé en la alfombra del salón, encendí el equipo de música poniéndome los cascos y permití que la música me transportase.
De la mejor parte apenas recuerdo nada, quedó empañada por lo que vino después, pero fue algo hermoso, sentí que era aire, que no tenía límites, que estaba en paz. Luego vino el pensamiento de que me tendría que levantar pronto para ir al trabajo y es como, si de golpe, me hubiese entrado de nuevo todo el estrés en el que estaba viviendo y del que por un instante me había olvidado. Sentí que algo se había desequilibrado en mi mente y poco a poco fui perdiendo el control de mí mismo. Fui consciente de mi propia locura y se dieron todas las condiciones para vivirla en un grado de intensidad extremo. Estuve, mucho tiempo después, viviendo con el miedo de que se volviera a repetir ese episodio. Quizás pasaron 15 años y ese episodio se volvió a repetir, lo reconocí en cuanto se asomó,
fue como si de repente hubiese traspasado una línea. Nada de lo que sabía me servía, ninguna ayuda me sacaba de ese lugar, amortiguaban un poco los efectos pero no aparecía la salida.
La idea del suicidio se presentaba muchas veces como la única solución de acabar con ese infierno, pero afortunadamente nunca le di crédito; tenía la certeza, incluso en esas circunstancias, de que esa no era ninguna solución; sentía que eso era huir del problema y no atreverme a enfrentarlo, así que tomé una decisión: Dejar la idea de la muerte de lado mientras estuviera perturbado y hacer caso a lo que yo sentía de cómo salir de ese lugar.
Se hizo tremendamente largo, sentí la soledad más absoluta, era como un zombi caminando entre la gente, las pocas veces que salía. Estaba lleno de miedo, recuerdo que iba a visitar a una persona que trabajaba con las energías y me daba miedo ir con el coche, porque si me confundía en algún cruce, me perdería y quizás ya no sabría volver. Llegué a salir descalzo a la calle por la noche en pleno invierno y estuve a punto de no volver a casa y marchar sin rumbo. Llené las paredes de la habitación de mensajes y marché de casa sin decir nada. Era un estado de angustia fuera de control que me hizo pasar situa- ciones delirantes.
Es increíble la capacidad de sufrimiento que alberga el ser humano, también la fortaleza que le acompaña. Pasé por la Gran Montaña Rusa de la vida y vaya viaje. Ahora me puedo reír de esa historia, de cómo caí tan profundo, del tormento en que me vi involucrado. Durante bastante tiempo pedía que eso no lo tuviera que vivir nadie más. Parece mentira que en un instante me encontrara perfectamente y al instante siguiente viviendo una historia, que dura meses interminables, con un sufrimiento interno que jamás imaginé.
Es increíble dónde nos puede llevar la mente. Al igual que la primera vez, decidí vivir sin miedo y no arrastrar toda mi vida esa pesada carga. Fue pasando el tiempo y me di cuenta de que le estaba agradecido a esa experiencia, que gracias a ella, ahora era más consciente de muchas cosas, que eso que yo había vivido, en grado extremo, es el pan de cada día en el mundo en que vivimos, en un grado mucho más suave.
Llamé a este capítulo “Y Dios me habló…”, y para mí, lo que viví y reviví, fue el infierno. Parece una contradicción, pero en medio de esa oscuridad también hubo muchas luces. No se me apareció ningún ser de luz ni tampoco ninguna voz me habló, no tuve ninguna manifestación del otro mundo, al menos tal y como el mundo espera una manifestación de ese tipo, sin embargo, desde esa oscuridad pude ver claramente cómo el mundo es perfecto tal cual es; cómo cada uno, desde su lugar, hace lo mejor que sabe y da lo mejor que tiene; lo bueno que es que seamos tan distintos y que cada uno tengamos algo único, especial.
Yo no he cambiado de golpe, no he tenido un antes y un después, he tenido muchos y soy consciente de que lo que hoy soy, puedo reconocerlo gracias a lo que he pasado. Hoy me siento agradecido por haber cruzado esa puerta, por haber conocido la locura y no haberme quedado atrapado en ella. Desde la distancia, puedo ver cómo gracias a ello, el miedo ha desaparecido; a veces intenta camuflarse, pero lo miro y desaparece. Ya no pienso que nadie debería pasar ese trance, si eso sucede, le deseo que tenga a mano la mejor ayuda posible y que piense que de ahí va a salir fortalecido. Pero, ¿qué sé yo lo que más le conviene a cada uno?
El mayor infierno puede ser el mayor regalo. Dios me habló, a través de mis propios pensamientos, a través de mi propia experiencia. Dios fue la luz que me decía que el suicidio no tenía sentido, la fortaleza que dijo voy a salir de este sitio, la confianza, a pesar de sentirme desamparado, de que nunca estaba solo.
Creo que Dios es la parte divina que todos tenemos. Es como si Dios fuese un gran puzzle y se esparciese por todo el universo. No podemos reconocer a la otra pieza si no nos reconocemos a nosotros.
La vida es un gran juego, el gran juego del escondite, en el cual a quien tienes que encontrar, es a ti mismo. Esa experiencia me ha vuelto más fuerte, ahora puedo permanecer en calma donde la mayoría se pierde a sí mismo y puedo ayudar donde antes no podía hacerlo. Me ha servido para caminar libre de cargas inútiles, más ligero, más sereno. ¿Cómo no voy a estarle agradecido?
Un Gran abrazo sin tiempo.
Mil gracias por compartir tu experiencia Juan.
Efectivamente me he atrevido a mirar, he comprendido algunas cosas pero siento que me quedan muchas cosas por integrar que aunque estén en la cabeza no se han instalado.
Eso sí, puedo ver el regalo que ha sido y la lupa que ha sido para conocerme más profundamente.
Ahora sé que el amor a uno mismo es la clave y la llave de la sanación pero también sé que no siempre estoy preparada para ejercerlo… así que ahí vamos dando pasitos y sintiendo la magia que se da todo el tiempo.
Un abrazo agradecido