
Esta es la pregunta más frecuente que las participantes de mis cursos me hacen: ¿es normal que…?
Da igual lo que vega a continuación:
- que desee a muchas personas?
- que no sienta ningún deseo?
- que tenga orgasmos que me dejan sin aliento?
- que no sienta orgasmos?
- eyacular?
- no masturbarse?
- masturbarse a diario?
- tener muchas fantasías?
- no tener ninguna?
- querer jugar?
- no querer hacerlo… ¿Es normal?
Ella es Mónica Felipe, experta en género y creadora del espacio www.elutero.es.
Decenas de miles de descargas de la relajación del útero, cientos de mujeres asistentes a sus talleres y cursos que imparte online y presencial en dos continentes, tres libros publicados y un objetivo: ofrecer herramientas a las mujeres que les permitan liberarse de las ataduras de las creencias y de los efectos del patriarcado en sus cuerpos.

Siempre pregunto a las participantes cómo se supone que las mujeres disfrutamos del sexo en nuestra cultura.
Lo que creemos que se tiene que hacer, lo que no, qué debemos de sentir, cuánto deseo es aceptable sentir y por cuantas personas, cómo son los orgasmos, dónde los sentimos, cuáles son las posturas normales…
Lo cierto es que podríamos crear un modelo social de lo aceptado para las mujeres.
Es lo que Bourdieu denominó subjetividad socializada o habitus. Creemos que tomamos decisiones subjetivas basadas en nuestras propias ideas y experiencias y, en realidad, estas decisiones se toman dentro de esquemas de percepción y de acción que proporcionan los límites de “lo que es posible” o “no posible”.
Estos esquemas de percepción o acción los vamos integrando a lo largo de toda la vida y son tan inherentes que, a no ser que demos un paso atrás o subamos un escalón, son difíciles de percibir por el propio individuo.
Pero es fácil verlo en perspectiva.
Prácticas que en otros momentos de la historia han sido denostadas (incluso penalizadas por la justicia – no solo la religiosa, sino también la civil), ahora son prácticas habituales.

Recordemos cómo en EEUU, la prohibición de sodomía, que incluye actos de sexo anal y oral, fue declarada inconstitucional por parte de la corte suprema de EEUU en el año 2003. Sin embargo, aún hay 12 estados en EEUU que cuentan con legislación, previa o posterior al dictado del máximo tribunal norteamericano, que declaran estas prácticas sexuales como ilegales.
En la sexualidad, sin que sea necesario que lleguemos a estos extremos de penalizar determinadas prácticas, estamos rodeadas de normatividad. Pero no es raro, que además de lo que pensamos, creemos, hacemos que es lo normal haya también una pulsión.
Quizá una intuición, definida como una información que ofrece el cuerpo directamente, que nos señala en otras direcciones, que nos invita a experimentar aquello que, a veces, queda al margen de lo socialmente aceptable. Surge así un malestar interno que se presenta en forma de vergüenza, culpa, inadecuación, tabú, reproche, represión…
No sería de extrañar que ese modelo que las mujeres hemos recibido a través de ese habitus sea contrario a la propia naturaleza de la sexualidad femenina.
Quizá nuestro cuerpo, en ese malestar o intuición de búsqueda, nos esté señalando otras maneras más allá de las dictadas; quizá debamos darnos la oportunidad de descubrir por nosotras mismas qué es lo que deseamos y cómo, cuánto placer podemos experimentar y dónde.
Quizá las reglas de la sexualidad no están tan fijadas como nos pueda parecer en un primer momento y nos indican los medios de comunicación, los manuales sexuales o lo que consideramos normal.
Quizá podamos abrirnos a otras realidades.
Quizá te apetezca indagar en tu cuerpo y descubrirte, también, en tu sexualidad.
Si te apetece explorar todos estos quizás es el momento de entrar en el curso que he creado especialmente para ello. Pincha en la imagen y lee toda la información.
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