
PEREGRINANDO HACIA SANTIAGO
Diario de una maga que no sabe que lo es
CUANDO LO QUE ERES TE PARECE DESHONROSO
5/5/23
El día 11 del CAMINO.

Me despierto contenta.
Nunca desayuno al despertar.
Suelo pedir un café solo largo al que le echo un poco de mantequilla y me lo guardo en mi tarro de cristal para tomármelo más adelante, después de un par de horas caminando.
Si, he visto tu cara. ¿Café con mantequilla? Es un descubrimiento reciente, suaviza el café y me da un extra de energía… te reto a probarlo
Pero ahora, con los calmantes que me tomo tengo que comer antes. Hoy me he pillado una palmera de chocolate, pero pienso que no lo volveré a hacer, mejor algo salado, unos huevos quizás me vendrían bien.
Empiezo a caminar. El pie me arde, pero no me duele.
Eso me da miedo.
Me da miedo hacérmelo polvo con esto de no sentir dolor.
Julio me acaba de pasar. Lo veo jodido físicamente. Me ha pedido uno de los calmantes por si acaso tuviese que echar mano de ellos.
Después de su encuentro he caminado sola toda la etapa.
Tenía hambre pero no me decidía donde parar.
El paisaje sigue siendo precioso, verdes prados llenos de vaquitas pastando.
Al doblar la curva ceo a Francisco tomando una cervecita fresquita y a Julio “evangelizando”.
El chiringuito era muy chulo, así que entro yo también. Me dipo un queso gallego que acompaño con las nueces que llevo y las sobras del albariño de ayer, que también me había guardado.
Hay un instante en que me siento realmente rica.
Una pradera hermosa, las vaquitas a menos de 30m, recibiendo los rayitos de sol, mis pies descalzos… mi queso con nueces y mi chato de vino… ¡que más podría pedir!
En ese momento tengo tanta paz, tal éxtasis, que no cambiaba por ningún otro lujo mi situación.
Mis compañeros de camino siguieron su marcha. Yo me quedé un poco más, disfrutando.
Cuando reanudé el camino me lo encontré verde, precioso y solitario.
Ni un peregrino en 9km, pero no me sentía sola.
Llegué a sentir la caricia de los árboles mientras pasaba por el pasillo que abrían sus altas copas. Comenzó a expandirse mi conciencia y con ella a sentir que ellos, los árboles, las briznas de hierba, los pajarillos que trinaban y la mismísima brisa éramos lo mismo.
Caminaba extasiada con los brazos abiertos y el corazón henchido. Abierta a disfrutar de semejante banquete para los sentidos.
Cuando llegó el cansancio me encontré con Julio sentado en una piedra a la orilla del camino. Hicimos los tres últimos km juntos.
Le comenté mis sensaciones. Ese sentir que somos un gran rayo de luz proyectados de un mismo Sol, cada uno con su hermosa individualidad, pero la misma esencia.
Cada uno. Cada ser.
No podemos conformarnos con menos que con brillar, sobresalir, iluminar con el gran rayo que somos. He venido a brillar. Has venido a brillar.
Entonces hemos querido profundizar en la individualidad.
Entiendo que para brillar con tu rayo individual hay que conocerse, conocer el aroma que cada uno destila, para ser fiel a ti, tu rayo de luz.
Si tengo brillar tengo que ser auténtica, pero, ¿quién soy yo?
Esa es mi gran pregunta.
Julio me cuenta que el sabe que su misión es servir y proteger, puede reconocer que ese es su lugar.
Pero ¿yo?
Yo no lo sé. A estas alturas y no sé.
Yo solo sé que soy un ser disfrutón, me gusta la risa verdadera, el gozo, la alegría… el dinero… esa es en última instancia la palabra que resuena en mi cabeza y que hasta me da vergüenza pronunciar.
Porque algo dentro de mi siempre ha pensado que eso no era honorable.
Imagina, un rayo de luz que viene a estar al servicio y a proteger (Julio)
Y Yo, un rayo de luz que viene a disfrutar con dinero… que quieres, no me parecía honroso.
Pero hoy ha habido un clic.
Y he gritado al bosque:
- Soy un gran rayo de luz que ha venido a esta vida a disfrutar. Mi Padre ha dispuesto la mesa ante mí para que yo disfrute. Y cuando me desvíe de mi camino, que es disfrutar, y me pierda, me Padre me dirá: Dime dónde estás que voy a buscarte.

Continuará...
- Peregrinando hacia Santiago. Diario (XI) - 7 junio, 2023
- Peregrinando hacia Santiago. Diario (X) - 5 junio, 2023
- Peregrinando hacia Santiago. Diario (IX) - 1 junio, 2023
Deja una respuesta