
Todo empezó aquella mañana (como dice la canción de Sabina) en la que en el círculo de mujeres que nos reunimos semanalmente salió el tema de la meditación Vipassana.
Mi amiga Sada ya había hecho un retiro de 10 días y quería repetir. Yo era bastante resistente... No sabía muy bien que era eso del Vipassana, pero lo que había oído no es que me atrajera mucho: 10 días en silencio y sin hacer nada y además tener que viajar a Barcelona me daba muuucha pereza, por no llamarlo de otra manera.
Pero bueno, nos gusta jugar, ponernos retos... somos muuu valientes, nosotras jajajaja, así que el día que abrieron las inscripciones nos apuntamos y directamente quedamos en la lista de espera.
El tiempo corrió y recibí la, no sé cómo calificarla, noticia de que estaba dentro del retiro. Me puse en contacto con mis amigas para decirles ¡ehhh, nos vamos de retiro! y me encontré con la sorpresa de que sólo me habían metido a mi.
Momentos de pánico, momentos de reflexión... después de lo que había pasado este verano quizás me vendría bien hace un retiro de 10 días, además era la ocasión ideal para hacer ese viaje a solas que tenía pendiente, que también surgió hace más de un año en el círculo de mujeres.
Pero sería la primera vez que dejaría a mi familia durante 10 días nada menos y además en días tan familiares como el periodo navideño... ufff.
Después de algún mes de eternas resistencias... me lancé y me dije un SÍ rotundo a mi misma...
Voy a permitirme VIVIR LA EXPERIENCIA
Durante esos meses miré trenes, aviones, bla bla car y el tablón de anuncios de la plataforma de Vipassana... la mejor opción resultó el avión, con la consecuente congoja de no haberme manejado nunca en un aeropuerto... y con el inri de que el retiro no era exactamente en Barcelona sino en un pueblecito precioso en dirección a Francia, como a una hora de distancia. La cosa se pone muy interesante.
Y llegó el día de partida.
DÍA 0.
27 de diciembre
Amanecimos temprano, a las 6'30h de la mañana, para poder estar en el aeropuerto de granada a las 8'15h. El avión salía a las 9'20h.
El aeropuerto de granada es muy pequeño, así que Sunie aprovechó para explicarme todo el tema de facturación, el cheking y demás. No fue nada complicado. Me sentía feliz, nerviosa, valiente... una sensación que no tengo muy a menudo... pero también expectante ante todo lo que se iba abrir ante mi.

A las 10'30h estaba en el aeropuerto de Barcelona. ¡Wooowww! No tenía nada que ver con lo que había dejado atrás.
Seguí con prisa a la gente que salió de mi avión para poder localizar la recogida de mi maleta... ¡por la diosa que al menos hice un kilómetro a toda velocidad! ¡qué tensión!
Cuando la tuve en mis manos paré, respiré. Eran las 11'15h y tenía que llegar al retiro de Vipassana entre dos y cinco de la tarde. Así que tenía tiempo para sentir que ¡acababa de volar sola! ¡que estaba en el aeropuerto de Barcelona!
Llamé a casa y noté que estaba emocionada.
La siguiente misión era llegar al pueblo, Santa María de Palautordera.

Me fui a hacer cola al punto de información y turismo, era lo mejor. Allí me explicaron que lo mejor era coger el cercanías que salía de la terminal 2, ¡¡yo estaba en la 1!! así que me indicaron coger una lanzadera.
¿Eh, Una qué? Una lanzadera.
En fin, me explicaron amablemente y yo entendí. Fui a por esa lanzadera. Quizás su nombre esté muy bien puesto porque ese autobús que te llevaba de una terminal a otra del aeropuerto iba demasiado deprisa... maletas rodaban arriba y abajo mientras tu, a duras penas, podías sostenerte para no rodar con ellas.
Llegué a la terminal 2 y todo estaba muy bien indicado para tomar el tren. Compré mi billete a Santa María de Palautordera y subí al tren. Una horita y cuarto de viaje. Un paisaje precioso. Una emoción extraña combinada con serenidad. Viajar sola no era para tanto como mis fantasmas anunciaban, es más me estaba gustando. Me sentía muy bien.


La parada tenía un aspecto bastante abandonado y estaba lejos del pueblo, concretamente a unos 4 km. No sabía muy bien como iba a llegar pero había una parada de bus sin indicación alguna pero me arriesgue a esperar un ratito.
En esas llamé a Suni que me animaba a llamar a un taxi para asegurarme pero durante la llamada llegó un bus. Le pregunte al chofer y si, subía al pueblo... ¡bien!
Pero no se acababa ahí la travesía. Del pueblo al centro Dhamma Neru aún había un kilómetro largo cuesta arriba muy muy empinada y yo con mi maletón jajajajaja.
Como aún eran la 1'30h, tenía tiempo de sobra para buscar algún lugar para comer antes de subir.
También era mi primera vez: comer sola en un restaurante. Me sorprendía oir, cuando salían mis platos... "para la chica sola".
Llegó el momento de ponerse a subir desmesurada cuesta hacia el centro y con apenas unos metros andados veo que me adelanta una furgoneta cuyo conductor saca por la ventanilla un cartel que dice: VIPASSANA.
¡Es alucinante! Darita ¿aún quieres más señales que te indiquen que la vida es sencilla y que el universo te cuida? Sonreí feliz y me subí al coche que iba recogiendo a los meditadores por el camino.
Llegué al sitio, excitada y ciega... veía pero no veía, no se si me entiendes.

Es un sitio de ensueño... la foto le hace justicia. Pero ya te digo que yo tardé en darme cuenta.
Pasé la puerta y me dieron un folletito a rellenar para inscribirnos. Al entregarlo relleno me pidieron el móvil, el portatil, la tablet, cualquier aparato de música, material de lectura o de escritura... ¿Ya?
Pedí que me dejaran hacer una última llamada... jajaja como los presos. Salí del centro, llame a casa y me despedí de todos. Era 27 de diciembre y no volvería a contactar hasta el 7 de enero. Alea jacta est.
Me dieron un pequeño manual con las normas e información básica del retiro y de la técnica de meditación Vipassana. Me ubicaron en la cama 9, una litera de abajo. Estaban todas muy muy juntas y estaríamos unas 18 camas en mi ala.
Las habitaciones, el comedor y la sala de meditar cercaban un patio interior donde se encontraba el gong que nos acompañaría como único sonido provocado durante los diez días.


Imagínatelo pelado de flores, que era final de diciembre :).
¿Qué es Vipassana?
Te pongo en situación. Vipassana es una técnica de meditación que viene directamente de Gautama Budha. El maestro que nos daba la enseñanza de la técnica es S.N. Goenka ya fallecido... pero nos ponían sus audios. Tiene todos los cursos grabados, día tras día.
Es una potente técnica que se basa en la auto-observación con el fin de conocerse a sí mismo.
Este punto me pareció muy interesante. Era un buen comienzo. Conocernos a nosotros mismos, no sólo en el ámbito intelectual de ideas y teorías, ni siquiera emocionalmente o de creencias, religiones o devociones. No se trataba de aceptar de forma ciega lo que has leído u oído, no, eso no era suficiente.
Se nos invitaba a conocer la realidad por medio de la experiencia. Experimentar directamente la realidad en el cuerpo, porque no se puede en ningún otro lugar, por medio de la experiencia.
Ohh, me dije, yo trabajo en ello diariamente. Creo que va a ser interesante.
Así que la auto-observación de la experiencia que nos produce nuestra realidad interna se le llama Vipassana. Es observar las cosas como son, no como parecen ser.
Llegó la primera meditación y la única de este primer día. Entramos en la sala de meditación llamadas por nuestro nombre en la que cada una tenía su cojín de meditar en un lugar determinado para ti para todos los días.
Ese día, para poder continuar, tuvimos que refugiarnos o acatar 6 preceptos:
1. Abstenerse de matar cualquier ser vivo (Ahimsa)
Por eso no se come carne, porque serías cómplice de la muerte de los animales. Bien, era algo que podía asumir durante los 10 días. De hecho la comida fue fantástica y no me encontré con ninguna necesidad de matar a ningún bichito 🙂
2. Abstenerse de robar.
También era algo fácil para mi. ¡¡Sigamos!!
3. Abstenerse de una conducta sexual inadecuada.
Ummm, ya estaba ahí mi mente escorpiana... ¿qué será inadecuado para esta gente? En fin, sea lo que sea creo que puedo "no hacer nada" durante 10 días jajaja.
4. Abstenerse de mentir.
Bien, he podido comprobar lo fácil que es mentir. Las mentiras salen apenas abres la boca y S.N. Goenka lo sabía por eso, entre otras cosas, lo de acatar el último mandato.
5. Abstenerse de todo tipo de intoxicantes.
Se refiere a alcohol, tabaco y drogas. También era algo fácil de cumplir.
6. Respetar el Noble Silencio.
Desde ese mismísimo momento hasta el día 9 no se hablará con nadie, salvo con la profesora en momentos muy contados y puntuales. No nos haríamos gestos, ni mantendríamos ningún tipo de contacto, ni siquiera ocular. Con este mandato es muy fácil cumplir el 4 ¿no crees?
Mira que yo soy una tipa bastante callada. O eso me creía yo. Pero cumplir esto es de lo que más jodido me ha parecido. He aprendido muchas cosas de mi con este noble silencio:
- el silencio borra tu historia personal. ¿Quien eres? ¿De donde vienes? Ese reconocimiento que nos damos los humanos con la mirada, ese saber quien eres cuando alguien te nombra o te mira o tan siquiera te toca. Esto ha sido brutal para mi... joderrr mírame. Sii, buscaba las miradas, la complicidad de la dureza... buscaba, buscaba... pero todas mis compañeras han sido tan realmente buenas que tuve que aprender a observar como el silencio me iba borrando poco a poco.
- el silencio te va aislando poco a poco también de tu experiencias internas. Se te van secando, no sé como decirlo, los pensamientos, las fantasías, las ideas... en su lugar va quedando un vacío que yo necesitaba llenar desesperadamente. Aunque realmente es algo muy muy útil para practicar Vipassana.
Después de acatar estos preceptos hicimos una hora de meditación en la que nos estuvieron iniciando en las primeras enseñanzas: Anapana, una forma específica de observación de la respiración que aprendimos durante tres días antes de comenzar con Vipassana.
Tras ello vino la cena. Selfservice. En completo silencio. Y a la cama. Las 21'30h eran. Mañana el día comenzaría a las 4'00h de la mañana con la llamada del gong.
- Abrazar el miedo - 14 octubre, 2022
- El Juego de la Vida - 15 junio, 2022
- ¿Quieres que te diga cómo celebrar Beltane? - 2 mayo, 2022
WWWooooooowww!!!! que intriga!!! no puedo esperar al próximo martes!!!
Y dicho esto…creo que no estoy preparada para un vipassana, jajajajaja
O si…
Me alegro mucho de tu experiencia y de que la compartas con nosotras, esto es un lujazo!!
Millones de gracias Dara.
Gracias amor… por todo, por ser tu y por nutrir el blog con tus comentarios.
No creo que haya nadie preparado para el vipassana, es como tener hijos jajajaj cuando llegan apechugas jajajaja
Seguimos el martes que llega lo peor.
Besazos
Estoy super intrigada con el nuevo capítulo, lo quiero yaaaaaaaaaa jajajajaja has dejado un cierre de serie buena de Neftlix ¡qué intriga mare! Un besoteeee escorpiana
jajajajaja pues queda lo mejor como en las buenas series… gracias Sarah, me muero de la risa.
Ohhhhhh que recuerdos!!!!! Yo fui Embarzada de mi hijo pequeño Alán, fue una experiencia increíble, muy dura, pero salí caminando a dos palmos del suelo.
Además justo estando yo allí murió Goenka, por supuesto no nos dijeron nada hasta que terminaron los 10 días.
Necesito hacer otro ???????? y espero que sea posible en este 2018.
Estoy deseando leer cómo continúa tu experiencia ? que malvada dejarnos así ??????.
Un abrazo enorme guapísima
Por la diosa Esther, ¡que valiente! embarazada ufff
Yo me volví loca ahí dentro, ahora si, regresé a casa llena de energía y feliz de volverrrr jajajajaja
Besazos
Ostras! Yo me lo estoy planteando pero de momento creo que no estoy preparada. He encontrado la forma de hacer mis propios retiros y de monento no los cambio! Te seguiré leyendo. Un abrazo
Hola Cristina.
No quisiera quitarte las ganas, esa es solo mi experiencia, de allí la gente salió eufórica, de hecho dejaré algunos enlaces a otros diarios para que yo no sesgue vuestra decisión.
Por cierto, cuentanos algo de tus retiros 🙂
Besitos
Buen post, sí señora. Así se escribe una novela! Directo al siguiente capítulo xD
las culturas orientales son fantasticas, nos enseñan sobre como ser felices y disfrutar la vida al maximo, intereasnte blog, saludos
Fernanda
http://amapolas.net/
Si Fernanda, todas las culturas ancestrales nos traen la sabiduría de siglos y es increíble cuando te decides a tomar inmersión en cualquiera de ellas.
Un abrazo